Nos encontramos en las entrañas del paraje natural Desfiladero de los Gaitanes. Con alturas de más de 300 metros, este tramo del camino es uno de los rincones más asombrosos de Andalucía. Un entorno singular y único, de un incalculable valor ecológico, que da cobijo a numerosas especies vegetales y animales protegidas.
La pasarela transcurre a mitad de pared, a 100
metros sobre el nivel del río Guadalhorce. Desde aquí el visitante puede
apreciar el viaducto ferroviario del Tajo de las Tres Cruces, otra portentosa
muestra de ingeniería de principios de siglo XX. Sobre todo a la sensación de
altitud, la espectacularidad, pero al mismo tiempo, si bien lo que estamos
recorriendo actualmente es la nueva pasarela, pero aproximadamente entre un
metro y dos metros por debajo de la actual pasarela va la pasarela antigua. Es
un homenaje al ingenio, a la pericia, al superar todos los obstáculos de las
antiguas generaciones, cómo trabajaban, sobre todo date cuenta que el camino se
hace entre 1901 y 1905.
A lo largo de esta parte serpenteante de pasarela
encontramos uno de los pequeños grandes secretos que esconde. Fósiles de
amonites en la roca que nos recuerdan que estas paredes eran, en realidad,
fondos marinos en tiempos del jurásico. A pesar de la altura a la que transcurre
el recorrido, la sensación de seguridad es constante para todo el que se
aventura a recorrer el "Caminito".
Y así llegamos al punto más emblemático, el
antiguo puente acueducto del ingeniero Eugenio Rivera. Con el objetivo de
mantener intacto el puente original se ha construido esta pasarela colgante de
poco más de 30 metros de longitud. Es el momento álgido del sendero, quizás el
de mayor emoción y descarga de adrenalina para el visitante, como punto final
de esta experiencia inolvidable.
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